El leonés Sandor Guido es sinónimo de éxito. Desde que inició su carrera como timonel, no ha hecho más que cosechar títulos.
04 de octubre 2024 – 23:05 PM
. Desde que inició su carrera como timonel, no ha hecho más que cosechar títulos uno tras otro:
Desde que inició su carrera como timonel, no ha hecho más que cosechar títulos uno tras otro: en la liga profesional con los Leones de León, en los Pomares con su León, con la Selección Nacional y ahora con los Tigres de Chinandega. Recuerdo bien las finales que ganó con los metropolitanos en la profesional, apenas en sus primeras temporadas como mánager. Se desató una rivalidad que, poco a poco, los fanáticos y hasta los medios locales de los Tigres comenzaron a reprochar, cuestionando la actitud y las formas de «La Lapa».
Sin embargo, esa forma de ser es parte de su esencia: vivir apasionadamente el béisbol como solo él sabe. Su entrega absoluta desde el «play ball» es una forma única de vivir el deporte rey. Puede ser odiosa, sí, pero solo si eres su rival. Si estás de su lado, se vuelve algo cómodo y hasta divertido. El punto es que nadie iba a imaginar que Sandor Guido, a quien se le criticaba, subestimaban y hasta se le acusaba de tener «suerte», iba a ser quien rompiera el ayuno de 50 años para los Tigres. Sí, 50 años. Medio siglo, para ser más exactos. Sandor ni siquiera había nacido cuando Chinandega logró su último campeonato de Primera División en 1974, de la mano de Noel Areas ante Estelí.
Debo confesar que aún recuerdo, con una mezcla de angustia y claridad, aquel famoso error de Jimmy González ante el Bóer en la séptima entrada del juego 7 en el Estadio Efraín Tijerino. Aunque en ese momento no entendía completamente el deporte (era solo un niño), me marcó ver la algarabía inicial en mi familia, que luego se transformó en enojo y tristeza cuando perdimos el campeonato. Ese recuerdo me acompañó durante años, como un recordatorio de lo que significa el béisbol para los chinandeganos.
El 2004 fue otro año difícil para mí como aficionado. Norman Cardoza, el «Pollo», le pegó un jonrón al zurdo Oswaldo Mairena en el juego 7 de la final, y San Fernando ganó el título. Fue una derrota que dolió, pero la historia ya venía marcada por otras finales perdidas: en 1991 ante los Dantos y, según cuentan, después de estar en ventaja y tener contra la pared con la serie 3-1 a la maquinaria, también se perdió.
Pasaron los años y llegó la pelota profesional. Recuerdo esa primera edición, en 2005, cuando Sandor Guido era jugador de los Leones de León. En el Estadio Efraín Tijerino, en el juego 6, Henry Roa dio una actuación espectacular, y aunque creíamos que celebraríamos el título, no fue así. Nos quedamos con las ganas León ganó en 7 juegos, y tuvimos que esperar hasta el siguiente año para probar la gloria de un campeonato. Pero, al volver a los planos nacionales, en los Pomares, la historia no era la misma: no había éxito, solo decepción. Proyectos que se iban a pique, resultados negativos, y una sensación de que el campeonato era solo para «participar», sin pies ni cabeza.
Avanzamos hasta el 2024. ¡50 años habían pasado! desde el último título, Y entonces escuchó la noticia: Sandor Guido era el nuevo mánager de los Tigres de Chinandega. Lo confieso, me generó una sensación de alegría y confianza. De hecho, un día después grabe un video en YouTube en el que mencionaba si Sandor sería capaz de romper la maldición. Lo decía claramente: «Creo que este es el año». No sé si fue una corazonada, una alineación de planetas, o simplemente fe ciega.
Vemos enemigos donde no los hay. Deberíamos disfrutar más y criticar menos. Hoy, debemos darle las gracias a Sandor Guido por romper el ayuno de 50 años.
No sé si esta maldición tenía nombre, como en las historias americanas, pero lo que sí puedo decir; es que Sandor merece todo el reconocimiento. Su trabajo se debe enmarcar en el salón de la fama del deporte chinandegano. Un homenaje eterno a él, su cuerpo técnico y todos los jugadores que lograron esta valiosa hazaña de la que hoy somos testigos.
El ciclo de felicidad se ha cerrado, y ahora toca disfrutar. ¡Y que no pasen otros 50 años! Celebren chinandeganos, ¡son campeones! Sandor Guido es el mejor rompe maldiciones, incluso en lugares donde antes no lo querían. Hoy, lo idolatran. ¡Gracias y felicidades, Sandor!